miércoles, 30 de noviembre de 2022

AGUA AL PUENTE

 

 -21 días hasta el solsticio

 

Agua al Puente y el agua que corre: río, cascada, tsunami, diluvio, mareas, lágrimas, hormonas, las fuentes que se rompen para dar a luz. La fuerza del agua que fluye, dándole sentido al puente. En las intervenciones urbanas, Agua al Puente humedece lo que está seco a nivel colectivo. El poder suave y radical del agua, su poder terrible y arrollador, la fuerza que se amolda y destruye.

Un ciclo dedicado a todo lo que corre fluye llueve llora o es destilado dentro de las cavernas del cuerpo.

Ada: Como decía Bruce Lee… be water my friend.

Dili Vida Salud: Justo anoche soñé con unas olas, agua limpia, agua con nieve, avalanchas que se me venían encima, yo iba en un carro acompañada, pero al pasarles cerca se hacían pequeñas. También soñé con rocas medianas que se me caían encima pero sin hacerme daño, confieso que no sé mucho de sueños pero estoy llevando registro de ellos para conectarme y entender qué me quieren decir.

Rosa: Este traje y esta meditación me gustan mucho. El agua, su flujo, son imprescindibles para la vida. Me gusta mucho, además, que salga justo después de la pera dadora de esperanza y fuerzas renovadas.

Mientras cocino el desayuno, quemo una manga de mi yukata rojo. Sólo el agua detiene el incendio. Yukata significa literalmente "ropa de baño", aunque su uso no se limita a después del baño. Pero usarlas para cocinar no es práctico. Todo lo que viene de Japón requiere de una atención pulida. Zen constante. Este accidente es una nueva oportunidad de poner en práctica el Kaketsugi (remiendo invisible), boro (literalmente “harapo”, pero reconfigurado en remiendo artístico) o Kintsugi (carpintería de oro). Mottainai: aprovechamiento de las cosas mientras sean útiles. Yo agregaría que esta actitud no es solamente ecológica, sino también afectiva, pues los objetos tienen una historia, especialmente si han sido usados previamente por otra persona. Mi yukata rojo fue un regalo de mi madrina Mariela, y llegó con un rasgón en forma de L que fue amorosamente reparado, agregando valor a esta prenda.

Netflix: The Andy Warhol Diaries. Vuelvo a preguntarme para quién se escribe un diario. Especialmente personas cuya identidad incluye una fuerte parte pública: artistas (Andy Warhol), escritores (Victoria de Stefano), próceres independentistas (Francisco de Miranda). Esa “persona” construida hacia el escenario difícilmente puede acallarse, una vez montada en las tables siempre querrá su dosis de protagonismo. ¿Escribir para reivindicar emociones intimas frente a los hechos, suerte de pornografía afectiva? ¿Escribir como desquite por presuntos agravios?

Rashomon (Kurosawa, 1950, sobre el cuento de Ryūnosuke Akutagawa, 1915): a propósito de la subjetividad del testimonio personal. Cada testigo del evento dará una versión diferente, incluso el difunto querrá quedar bien con el público. De donde sigue lógicamente que todo diario es una ficción. Este en particular tiene muy claro que su objetivo es describir críticamente una distopía postapocalíptica, la que vivimos en este país, y que sirve de escenografía a la novela de ciencia ficción. En el ambiente viciado en el que vivimos como normalidad alternativa, es lógico que Blanca esté adicta al videojuego UNDERLIFE, donde se refugia para huir de su realidad; o que la cofradía de Brujas Saltadoras intente organizar un salto en tS3 que permita regresar al fin del mundo para desalrevezarlo; o que tantos migrantes huyan al espacio exterior en busca de una mejor vida.

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