viernes, 2 de diciembre de 2022

2 azul. Los pescadores

 

 -19 días hasta el solsticio

 

Final de una semana muy agitada, amanezco sintiéndome mal. Dolor de cabeza persistente, posible subida de tensión asociada al estrés. El tensiómetro que tengo en la repisa de asuntos médicos no tiene pila y la bombita de goma está vencida, ya es un artefacto de museo. Salta la última clase particular, será para la semana que viene. Salgo tarde para el restaurante, cuando llego ya están esperando afuera la mitad de los invitados. Subo velozmente para colocarme el kimono, operación larga de la que aún no soy capaz de forma independiente. La señora Sachiko me ayuda. Primero hay que ponerse los calcetines tabi, recalca (ponérselos al final del proceso sería mucho más complicado). El nagajuban, camisa interior delgada, blanca. Luego el cuello rígido que debe asomar por debajo del kimono que se coloca a continuación, poniendo atención en mantener la línea central en el dorso, y en dejar que quede descubierta la parte inferior del cuello, con espacio para un puño: la tela no toca la piel. Todo debe colocarse el lado derecho primero, y el izquierdo sobre éste. Dos o tres cintas Koshi-himo (teñidas de un delicado rosa) para mantener todo en su lugar. Apretadas. El date-jime es un fajín rígido, especie de micro armadura que aplana el abdomen y evita que el obi se arrugue. Entonces toca colocar el obi, la almohadilla que le da volumen atrás, y por último una cinta delgada sobre el obi, con su nudo.

La mesa, en el salón reservado más grande del restaurante, está adornada con una grulla de origami en cada puesto. Los muchachos llegan muy bien vestidos. Algunos están en su primera experiencia con el pescado crudo, con el wasabi o con los palillos. Alguien aportó una botella grande de sake. Otros trajeron una torta enorme. El almuerzo se prolonga hasta las cinco y media. El obi me comprime el estómago y estoy tensa y cansada, aunque muy contenta de haber compartido este momento con mi clase. Primera edición de la asignatura Lengua y Cultura Japonesa. Estos muchachos son unos soles.

La comunicación no es solo verbal. Nos escuchamos, mucho más allá de lo que nos decimos. Así que podemos tranquilizarnos. O preocuparnos, a según. En el gran mar del inconsciente, todo se sabe.

Aguanábana: Venía pensando en eso cuando bajaba por el ascensor, soñé con mi papá pero no recuerdo mucho, y no era como el típico sueño en el que ves a alguien, el sueño iba de que mi papá me estaba obsequiando dones y/o traspasando sus dones. Es la segunda vez que sueño lo mismo, la vez pasada fue que mi abuela paterna y él me estaban ofrendando dones y regalos. Cuando me desperté lo asocié con estar sostenida y que los regalos son dones para continuar el camino. Pero esta mañana cuando me acordé del sueño con mi papá se me aguaron los ojos, y pensé en que es comunicación subconsciente y que él no deja de asistirme. Planos interconectándose.... Como esta carta.

Dili Vida Salud: Subconsciente es un lugar que está en tod@s a veces muy a oscuras en la profundidad, requiere ganas e intención, para escucharla, entenderla. Hay que estar atent@s, despiertos, siempre asoma sus símbolos, leguaje y señas, con sueños, a través de las personas, de experiencias y palabras. Tomar tiempo serenidad para escuchar y entenderla es necesario. La práctica de respiración consciente, mirar cada carta, leer a otras compañeras, ayuda a esa conexión a ese oído, olfato y vista despierta.

Luisa: Es un momento del año para identificar y asentar los aprendizajes del año y de la vida. Lo estoy haciendo y eso me está permitiendo ver cuáles son los peces de mi inconsciente que estoy lista para pescar.

Cristina: Hoy pienso en los pescadores que madrugan para ir al mar abierto... gente sencilla que vive en la costa en comunión con la naturaleza. Tejen sus redes, las cuidan. Escuchan. Saben leer las señales. Bellas gentes.

 

[2/12/2022, 9:05 am, $ BCV: 11,25; $ paralelo: 13,63. 1:15 pm, $ BCV: 11,25; $ paralelo: 13,78]

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