Hoy es el primer
día del ciclo rojo. Por tanto, ya hemos transitado más de la mitad de la Vuelta
hacia el solsticio. Hemos pasado el ciclo verde, el naranja, el blanco y el
negro, más los cuatro días de gracia. Son 13 x 4 + 4 = 56. Es decir, la mitad
exacta más los cuatro días de gracia. Pero eso fue hace dos días, al terminar
el ciclo negro. Ayer empezó el ciclo rojo, hoy es el primer día del ciclo. A mí
también me confundía esa aritmética, hasta que entendí que el día TxT no
contaba, sino que era un día puente entre series de 12. Hoy es el día 1 de los
12 días rojos, dedicados al intento de poner a conversar dos mundos,
realidades, idiomas diferentes. Dama Malintzin, la malcomprendida.
Malinche por la
lengua.
Rosa: Puedo
agregar que aquí en México se usa el término malinchista aplicado a las
personas que muestran preferencia por los extranjeros y por cosas realizadas o
producidas fuera del país. Es un tema muy fuerte el relacionado
con la conquista. Aquí se han contado mucho las cosas terribles que hicieron
los españoles pero se han omitido las violencias que los aztecas, grupo
dominante en el centro del país en ese momento, ejercían sobre otros grupos
indígenas, entre ellos los tlaxcaltecas, que en un momento dado se pasan del
lado de los españoles para ayudarles a gabar la conquista y con ello obtienen
beneficios sobre los otros grupos. Un temazo, éste.
Denisse: Malinche
salió/fue sacada de su seno familiar casi de niña; vivir inmersos en un mundo y
cultura diferentes mueve muchas cosas dentro. Uno requiere integrarse, generar
nuevas conexiones con lo que se presenta. En ese sentido parece coherente que
Malinche se haga parte de esa cultura española hasta tomando el nombre de
Marina. Siento que parte de ser puente es lograr unir aspectos propios para
poder hacer parte de un nuevo entorno. Y sin duda la lengua/lenguaje es parte
fundamental de ello. Nos pasa al salir del país: aprender otro idioma, nuevas
palabras para nombrar nuestro entorno. Tan fundamental hacerlo desde el amor a
lo nuevo sin dejar de amar lo viejo; todo requiere compasión.
Compasión: un
concepto que se encarna en la diosa Quan Yin. Eso ya será al final, cuando
lleguemos al solsticio. Y para eso falta la otra mitad de esta Vuelta. Quedan tres
ciclos y medio (el rojo completo, el morado, el azul, el rosa) más 3 trajes: 43
días, contando éste que corre. Es decir, una cuarentena y tres de gracia. Cuarenta
días deberían bastar para escribir un libro de 30 capítulos, si alcanzaron para
atravesar un desierto. Si no me equivoco, acaba de empezar el mes NaNo (National
Novel Writing Month), con su reto de escribir una novela en un mes. Es una
novela que he estado escribiendo de varias maneras, y no todas por escrito,
durante los últimos diez años. No son múltiples borradores: son maneras
múltiples de contar el mismo cuento, desde variados universos. Una novela en
tiempo tS3. Una post novela. Sin adelantarme con pretensiones: en los cuarenta
días que vienen, completar una última versión del libro Poderes de la Nieve, un
capítulo al día, hasta el solsticio. Treinta días deberían ser suficientes,
pero sólo a costa de todo el resto, un lujo imposible en este momento, porque
el mundo no se detiene para que pueda escribir.
Quedan la
demostración de sumo y la ceremonia del té: los últimos dos eventos de Lengua y
Cultura Japonesa. El calendario académico andando, con evaluaciones para todas
las materias. Y mientras tanto, ya se está instalando la parafernalia navideña
aunque falten tres domingos para el tiempo de adviento.
Ramón: Todo
eso es producto del régimen y sus farsas. "Navidad" comienza ahora en
agosto y con ello ganan otro año tiranizando. La sensación que generan en todos
con el "ya se decretó la Navidad" es la de "hasta el año que
viene, nos vemos después del 15 de enero". Con la estrategia solo tiene
"apremio" de siete meses hasta julio y luego de eso ya están
relajados en el año calendario siguiente.
Faltan 43 días
para el solsticio y me decido, otra vez, a escribir EL NAUFRAGIO DE LA
PODEROSA. La novela que empecé a hacer pública en el año 2012, cuando todo se acabaría.
En aquella ocasión nos aproximamos al fin del mundo en cámara lenta, durante
104 días. Ese fue el primer blog, y luego vino el calendario que seguimos dos
veces al año. Las 96 cartas para salir del Jardín. El tejido de la memoria, una
colcha que nos arropara a través del globo. La red de bibliotecas intervenidas.
El viaje a Ulan Bator en menos de ocho días. Sigo contando el mismo cuento, ¿me
oyen? Esta es una novela que hemos estado escribiendo entre todas. Red de
Lavanderas: a ustedes les hablo, ¿me escuchan? Han estado escribiendo esta
novela conmigo, la han estado viviendo conmigo. Y ahora han pasado 10 años desde
aquel fin de mundo, y hace apenas dos semanas Venus entré en Libra, digo entró,
en esa flor que dibuja pétalo a pétalo en el cielo, a lo largo de ocho años,
por eso sé que viene un cambio grande. Es mejor que nos encuentre preparadas.
Llevamos años preparándonos, el fin del mundo es algo que conocemos bien, nos
instalamos en él sin siquiera darnos cuenta. Han logrado disfrazarlo tan bien,
que a veces lo olvidamos. Y sigue, igualito de vigente. Por eso tengo que
volver a escribir todo de nuevo, a ver si esta vez logramos tener la energía
suficiente para el salto.
Por eso es tan
importante activar la Red de Lavanderas. Ustedes pueden ser la salvación.
Denisse: Vuelvo
a pensar en la carta del aliento y voz propia que tantas preguntas me dejó.
Ahora en este ciclo debo ser puente y gritarme a los cuatro vientos. Conciliar
mis opuestos. Conocer mi corset…
La protagonista
es Blanca: una chica solitaria e introvertida, adicta a un videojuego que le
permite huir de una realidad postapocalíptica; a pesar de todo se une a un
grupo de disidentes que se convierte en su familia; hace amistad con una bruja
rusa que será su entrenadora; y recibe una invitación a saltar en el tiempo
para cambiar el pasado y evitar el fin del mundo ad infinitum. Es el primer
libro de la trilogía.
En el segundo
libro Blanca, ahora unplugged, se sumerge en una comunidad mágica en Los
Andes para completar su adiestramiento, se enamora, contrae la peste azul, se
pierde en los peligrosos páramos; y cuando cree que el viaje ha sido en vano,
recibe un paquete que le dará la clave para ajustar los controles del salto. En
el tercer tomo, Blanca viaja al otro lado del mundo para encontrarse a través
del tiempo con la bruja que la he estado llamando. Este es el resumen del
argumento.
El tema, en
cambio, es el largo entrenamiento para encontrar belleza y paz en medio del
vértigo.
Envío a Virginia
la foto de la hormiga que transporta un trozo violeta. Hormiga con parasol
violeta. Más bien: Rápido el trozo violeta, entre los rápidos verdes. Pétalo,
hojas. Fragmentos.
Una de las
imágenes más bellas de estos días: entre una fila de bachacos transportando
pedacitos de hojas, un trocito de color violeta, rapidísimo. Cerca pude ver las
flores que estaban cosechando. Lo que más me toca es la sorpresa de estos minúsculos
momentos de gran belleza en medio de cualquier otra cosa, el cansancio, la
banalidad. Más precisamente, es su aparición en ese marco lo que los hace
más preciosos. Y tal vez el hecho de que nadie más los vea. Hay un
pequeño milagro sucediendo justo a nuestros pies, si nos tomamos el tiempo de
detenernos a mirar, y lo logramos ver. Un instante de arrebato.
La fórmula 5-7-5
de los haiku no es difícil de seguir en castellano. Más complicado es escribir poesía
en sustantivos sin artículos. Pero la maestría está en lograr que el producto
evoque, a través de 17 sílabas, cómo procede el tránsito por las estaciones
interiores. Una postal polaroid, un fogonazo del alma atenta. Un cometa. El
instante de gracia se funde con el resto de la vida, pero nos deja un recuerdo.
Trozo violeta
Hormiga con
parasol
Rápido color
Pienso en la flor
que aleteaba de regreso a la rama en el famoso poema de Arakida Moritake, evocando
la posibilidad de una vida renovada después de la muerte:
La flor caída
va volando a
su rama
¡Oh! mariposa
Juego con las
palabras en el marco 5-7-5 como si fuera un cubo de Kubrick, tratando de honrar
al maestro. Qué difícil comunicar y hacerse entender, sin revelarlo todo.
Violeta veloz
Entre las hojas corren
Hormiga y flor
(o: Alma y hormiga)
Violeta vivo
Entre hojas
pétalo
Fragmento fugaz
Pétalo vivo
Alma entre las
hojas
Violeta fugaz
Escribir para
recuperar la realidad. Escribir para que las horas tengan sentido. Escribir la
novela para que cada una de nosotras sepa cuál es su tarea a la hora de salvar
el mundo de su fin.
Ser una asceta
como la monja Ryonen, renunciar a la vanidad de la belleza para refugiarse en
la belleza de lo fugaz. Vivir el zen día a día, mientras se trabaja vendiendo
tacos. Abandonar pretensiones de éxito mundano, de novedades constantes, de
agitación social. Elegir el estado virginal para poderse concentrar en lo
impermanente.
Prólogo con poema
breve para una novela que ya no necesita escribirse, como explicó el profesor
Roland Barthes en su seminario “La preparación de la novela”, porque el
seminario era la novela.
Cuando empezó
esta novela, mientras el mundo se precipitaba hacia su final, la voz venía de
un bunker. Escribía una mujer solitaria desde su refugio, contando sus
impresiones del apocalipsis en tiempo real: hacía antropología del futuro. Al final,
la máquina del tiempo es la escritura; así que regreso al diario para volver a
la novela. Pero en aquella ocasión, hace exactamente diez años, descubrí que no
estaba sola: sentada en mi máquina de hilar estaba acompañada por quienes me
leían, y eso es lo que dará a Blanca la posibilidad de saltar en el tiempo. Como
leo ahora en el diario de Victoria de Stefano:
Me gustaría que
este diario fuera la expresión autobiográfica de una conciencia solitaria, pero
como diría Bajtín, no hay tal, la conciencia solitaria es ilusoria, la
conciencia es un espacio múltiple y vociferante, interpelándose y reflotándose
continuamente. Por más que intente aislarse, por más que se resista, nada es
capaz de desolidarlizarla del mundo y de sí misma: esa es su naturaleza.
Cuento con
ustedes, Lavanderas.