miércoles, 9 de noviembre de 2022

5 rojo. Abandono.

 



Hace diez años publiqué un primer diario de 104 días consecutivos: el blog “Bailando la Ola Sincrónica”. Una anciana en su choza, esperando que llegaran niños y Vasilissas buscando dulces, buscando fuego. La bruja enseña a Gretel y Hansel que el alimento que nutre no tiene tanto azúcar. Esa bruja es BabaYaga. Los niños en agradecimiento la meten en el horno. ¿Cuándo empecé a hablar del naufragio de la poderosa? Los distintos borradores de la gran novela latinoamericana están dispersos en tres discos duros. En este diario publicado en línea durante 104 días consecutivos, narré lo que veía suceder desde la cabina de mando de mi bunker. Hubo señales y portentos, porque el mundo se estaba terminando, eso estaba claro, lo que no sabíamos era cómo terminaría.

La infancia no es momento de entender los aprendizajes, aunque vengan de probadas BabaYagas. Tal vez los países también tengan edades semejantes a las humanas. Además, esos niños venían de haber pasado mucha hambre, el cuento refleja una práctica de los tiempos de las hambrunas.

Luisa: Hoy justamente ando muy movida con la historia de una profesora en Venezuela que después de tantos años de estudios, formación, investigación, publicaciones y servicio en una universidad, ya no logra siquiera pagarse un mercado digno y mendiga elegantemente en un mercado. Abandono. Y me pregunto qué gestos de amor sostenibles podemos tener hacia "los abandonados".

Denisse: El abandono y desesperanza que sentía Vasilissa antes de escuchar a su muñeca. El abandono es una de mis heridas y no siempre me relaciono bien con ella, a veces la siento cicatrizada y otras abierta y sangrante.

El abandono de sí misma, el abandono de los proyectos, el abandono de los sueños. Naufragios.

Se me hace muy difícil cumplir con más de media página diaria, y no consigo delimitar con coherencia los temas y las ideas. Sin embargo, durante la clase de italiano, mientras paseamos en góndola por los canales vénetos hacia las villas del Palladio, recuerdo a otro diarista ilustre: Giacomo Casanova.


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