sábado, 5 de noviembre de 2022

1. Red de amigas



Hoy es el primer día del ciclo rojo. Por tanto, ya hemos transitado más de la mitad de la Vuelta hacia el solsticio. Hemos pasado el ciclo verde, el naranja, el blanco y el negro, más los cuatro días de gracia. Son 13 x 4 + 4 = 56. Es decir, la mitad exacta más los cuatro días de gracia. Pero eso fue hace dos días, al terminar el ciclo negro. Ayer empezó el ciclo rojo, hoy es el primer día del ciclo. A mí también me confundía esa aritmética, hasta que entendí que el día TxT no contaba, sino que era un día puente entre series de 12. Hoy es el día 1 de los 12 días rojos, dedicados al intento de poner a conversar dos mundos, realidades, idiomas diferentes. Dama Malintzin, la malcomprendida.

Malinche por la lengua.

Rosa: Puedo agregar que aquí en México se usa el término malinchista aplicado a las personas que muestran preferencia por los extranjeros y por cosas realizadas o producidas fuera del país. Es un tema muy fuerte el relacionado con la conquista. Aquí se han contado mucho las cosas terribles que hicieron los españoles pero se han omitido las violencias que los aztecas, grupo dominante en el centro del país en ese momento, ejercían sobre otros grupos indígenas, entre ellos los tlaxcaltecas, que en un momento dado se pasan del lado de los españoles para ayudarles a gabar la conquista y con ello obtienen beneficios sobre los otros grupos. Un temazo, éste.

Denisse: Malinche salió/fue sacada de su seno familiar casi de niña; vivir inmersos en un mundo y cultura diferentes mueve muchas cosas dentro. Uno requiere integrarse, generar nuevas conexiones con lo que se presenta. En ese sentido parece coherente que Malinche se haga parte de esa cultura española hasta tomando el nombre de Marina. Siento que parte de ser puente es lograr unir aspectos propios para poder hacer parte de un nuevo entorno. Y sin duda la lengua/lenguaje es parte fundamental de ello. Nos pasa al salir del país: aprender otro idioma, nuevas palabras para nombrar nuestro entorno. Tan fundamental hacerlo desde el amor a lo nuevo sin dejar de amar lo viejo; todo requiere compasión.

Compasión: un concepto que se encarna en la diosa Quan Yin. Eso ya será al final, cuando lleguemos al solsticio. Y para eso falta la otra mitad de esta Vuelta. Quedan tres ciclos y medio (el rojo completo, el morado, el azul, el rosa) más 3 trajes: 43 días, contando éste que corre. Es decir, una cuarentena y tres de gracia. Cuarenta días deberían bastar para escribir un libro de 30 capítulos, si alcanzaron para atravesar un desierto. Si no me equivoco, acaba de empezar el mes NaNo (National Novel Writing Month), con su reto de escribir una novela en un mes. Es una novela que he estado escribiendo de varias maneras, y no todas por escrito, durante los últimos diez años. No son múltiples borradores: son maneras múltiples de contar el mismo cuento, desde variados universos. Una novela en tiempo tS3. Una post novela. Sin adelantarme con pretensiones: en los cuarenta días que vienen, completar una última versión del libro Poderes de la Nieve, un capítulo al día, hasta el solsticio. Treinta días deberían ser suficientes, pero sólo a costa de todo el resto, un lujo imposible en este momento, porque el mundo no se detiene para que pueda escribir.

Quedan la demostración de sumo y la ceremonia del té: los últimos dos eventos de Lengua y Cultura Japonesa. El calendario académico andando, con evaluaciones para todas las materias. Y mientras tanto, ya se está instalando la parafernalia navideña aunque falten tres domingos para el tiempo de adviento.

Ramón: Todo eso es producto del régimen y sus farsas. "Navidad" comienza ahora en agosto y con ello ganan otro año tiranizando. La sensación que generan en todos con el "ya se decretó la Navidad" es la de "hasta el año que viene, nos vemos después del 15 de enero". Con la estrategia solo tiene "apremio" de siete meses hasta julio y luego de eso ya están relajados en el año calendario siguiente.

Faltan 43 días para el solsticio y me decido, otra vez, a escribir EL NAUFRAGIO DE LA PODEROSA. La novela que empecé a hacer pública en el año 2012, cuando todo se acabaría. En aquella ocasión nos aproximamos al fin del mundo en cámara lenta, durante 104 días. Ese fue el primer blog, y luego vino el calendario que seguimos dos veces al año. Las 96 cartas para salir del Jardín. El tejido de la memoria, una colcha que nos arropara a través del globo. La red de bibliotecas intervenidas. El viaje a Ulan Bator en menos de ocho días. Sigo contando el mismo cuento, ¿me oyen? Esta es una novela que hemos estado escribiendo entre todas. Red de Lavanderas: a ustedes les hablo, ¿me escuchan? Han estado escribiendo esta novela conmigo, la han estado viviendo conmigo. Y ahora han pasado 10 años desde aquel fin de mundo, y hace apenas dos semanas Venus entré en Libra, digo entró, en esa flor que dibuja pétalo a pétalo en el cielo, a lo largo de ocho años, por eso sé que viene un cambio grande. Es mejor que nos encuentre preparadas. Llevamos años preparándonos, el fin del mundo es algo que conocemos bien, nos instalamos en él sin siquiera darnos cuenta. Han logrado disfrazarlo tan bien, que a veces lo olvidamos. Y sigue, igualito de vigente. Por eso tengo que volver a escribir todo de nuevo, a ver si esta vez logramos tener la energía suficiente para el salto.

Por eso es tan importante activar la Red de Lavanderas. Ustedes pueden ser la salvación.

Denisse: Vuelvo a pensar en la carta del aliento y voz propia que tantas preguntas me dejó. Ahora en este ciclo debo ser puente y gritarme a los cuatro vientos. Conciliar mis opuestos. Conocer mi corset…

La protagonista es Blanca: una chica solitaria e introvertida, adicta a un videojuego que le permite huir de una realidad postapocalíptica; a pesar de todo se une a un grupo de disidentes que se convierte en su familia; hace amistad con una bruja rusa que será su entrenadora; y recibe una invitación a saltar en el tiempo para cambiar el pasado y evitar el fin del mundo ad infinitum. Es el primer libro de la trilogía.

En el segundo libro Blanca, ahora unplugged, se sumerge en una comunidad mágica en Los Andes para completar su adiestramiento, se enamora, contrae la peste azul, se pierde en los peligrosos páramos; y cuando cree que el viaje ha sido en vano, recibe un paquete que le dará la clave para ajustar los controles del salto. En el tercer tomo, Blanca viaja al otro lado del mundo para encontrarse a través del tiempo con la bruja que la he estado llamando. Este es el resumen del argumento.

El tema, en cambio, es el largo entrenamiento para encontrar belleza y paz en medio del vértigo.

Envío a Virginia la foto de la hormiga que transporta un trozo violeta. Hormiga con parasol violeta. Más bien: Rápido el trozo violeta, entre los rápidos verdes. Pétalo, hojas. Fragmentos.

Una de las imágenes más bellas de estos días: entre una fila de bachacos transportando pedacitos de hojas, un trocito de color violeta, rapidísimo. Cerca pude ver las flores que estaban cosechando. Lo que más me toca es la sorpresa de estos minúsculos momentos de gran belleza en medio de cualquier otra cosa, el cansancio, la banalidad. Más precisamente, es su aparición en ese marco lo que los hace más preciosos. Y tal vez el hecho de que nadie más los vea. Hay un pequeño milagro sucediendo justo a nuestros pies, si nos tomamos el tiempo de detenernos a mirar, y lo logramos ver. Un instante de arrebato.

La fórmula 5-7-5 de los haiku no es difícil de seguir en castellano. Más complicado es escribir poesía en sustantivos sin artículos. Pero la maestría está en lograr que el producto evoque, a través de 17 sílabas, cómo procede el tránsito por las estaciones interiores. Una postal polaroid, un fogonazo del alma atenta. Un cometa. El instante de gracia se funde con el resto de la vida, pero nos deja un recuerdo.

 

Trozo violeta

Hormiga con parasol

Rápido color

 

Pienso en la flor que aleteaba de regreso a la rama en el famoso poema de Arakida Moritake, evocando la posibilidad de una vida renovada después de la muerte:

 

La flor caída

va volando a su rama

¡Oh! mariposa

 

Juego con las palabras en el marco 5-7-5 como si fuera un cubo de Kubrick, tratando de honrar al maestro. Qué difícil comunicar y hacerse entender, sin revelarlo todo.

 

Violeta veloz

Entre las hojas corren

Hormiga y flor (o: Alma y hormiga)

 

Violeta vivo

Entre hojas pétalo

Fragmento fugaz

 

Pétalo vivo

Alma entre las hojas

Violeta fugaz

 

Escribir para recuperar la realidad. Escribir para que las horas tengan sentido. Escribir la novela para que cada una de nosotras sepa cuál es su tarea a la hora de salvar el mundo de su fin.

Ser una asceta como la monja Ryonen, renunciar a la vanidad de la belleza para refugiarse en la belleza de lo fugaz. Vivir el zen día a día, mientras se trabaja vendiendo tacos. Abandonar pretensiones de éxito mundano, de novedades constantes, de agitación social. Elegir el estado virginal para poderse concentrar en lo impermanente.

Prólogo con poema breve para una novela que ya no necesita escribirse, como explicó el profesor Roland Barthes en su seminario “La preparación de la novela”, porque el seminario era la novela.

Cuando empezó esta novela, mientras el mundo se precipitaba hacia su final, la voz venía de un bunker. Escribía una mujer solitaria desde su refugio, contando sus impresiones del apocalipsis en tiempo real: hacía antropología del futuro. Al final, la máquina del tiempo es la escritura; así que regreso al diario para volver a la novela. Pero en aquella ocasión, hace exactamente diez años, descubrí que no estaba sola: sentada en mi máquina de hilar estaba acompañada por quienes me leían, y eso es lo que dará a Blanca la posibilidad de saltar en el tiempo. Como leo ahora en el diario de Victoria de Stefano:

Me gustaría que este diario fuera la expresión autobiográfica de una conciencia solitaria, pero como diría Bajtín, no hay tal, la conciencia solitaria es ilusoria, la conciencia es un espacio múltiple y vociferante, interpelándose y reflotándose continuamente. Por más que intente aislarse, por más que se resista, nada es capaz de desolidarlizarla del mundo y de sí misma: esa es su naturaleza.

Cuento con ustedes, Lavanderas. 


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