miércoles, 5 de diciembre de 2012

5. Papalote

A ver cómo vuela

Un día en que creía que iba a terminar mi ejercicio espiritual tempranito, y resulta que no: que no y que además empecé a escribir el post de otro día, como hoy, en vez y antes de terminar el de ayer.
Pequeña distracción, diversivo, paréntesis en que no es ni hoy ni mañana, ni halcona ni lobo, ni alondra ni ruiseñor.
#diaMilhoja con concentración de intercapa hacia la noche. Crema.

Noche que se convierte en amanecer en Toscana, oh bendición (aunque extrañamos Sicilia de los dioses, y otros tantos lugares que irán apareciendo, porque hoy es así: acerca de los tiempos y los lugares) y ya es mañana. Buenos días, por adelantado.

Foto de Saturno, Venus y Mercurio al amanecer en Italia

Inesperadamente una burbuja en el bunker, a partir de una disertación por partida doble sobre la relación entre la naturaleza del tiempo y la naturaleza del espacio o la geografía. El bunker da para todo, por supuesto. Cada uno su estilo apocalíptico.
De la dilatación del tiempo, por supuesto. Y de la concentración del espacio, añadiría incluso además, para completar.
No sé cómo escribir esto, así como no sé cómo dibujar esto. Menos mal que ya respiré.

Se trata del teatro que actuamos: de la vida que representamos, y a veces logramos vernos como protagonistas y como espectadores, el bunker se convierte en la cueva platónica y ya no sabemos en a cabeza de quién actuamos. Como en las ruinas circulares de Borges. Quiero decir, como en Rubi Spark que todavía no he visto. Alexander Calder se dio cuenta muy bien, toda la vida estuvo persiguiendo la teatralidad en forma de circo, escenografía y finalmente nubes dentro del Aula Magna. Nubes en vuelo, gracias al poder levitatorio de Anfión. Lo que somos, cuando teatro.

Finalmente, se trata de colaborar con la creación del universo que queremos vivir, ¿cierto? Y este es un excelente momento sincrónico para diseñar en colectivo.


La escuela de diseño de universos 

Tal vez no sea necesario ser dios para diseñar un universo, con un poco de evolución y tecnología es posible crear, al menos conforme a las bases de la física actual, un universo, el cual podría estar precisamente diseñado para alojar vida inteligente. Es más, es probable que estemos ya viviendo en un un universo diseñado y que el sentido profundo de nuestra evolución sea llegar a crear un nuevo universo, para que la vida inteligente pueda seguir existiendo.


Entonces el té florido. Es que Ana es una bruja y nos mandó un conjuro, y casi que te lo bailamos en la uña con el mismo vértigo del trompo, faltó poquito. Casi.
El té de Ana floreó, y te lo podías comer. Dulcemente, floreó. Yo fui desprevenida y me perdí parte de la primavera. Un jardín metido dentro de un bosque. Una ceremonia del té, Chanoyu sincrónico para inventarse nuevas reglas, big bang en la taza (escoger bien la taza). Una sorpresa tras otra. Sabores que se abrían y mecachis no voy a dar nunca con una imagen para el momento.

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Cuando te tiras en paracaídas la primera vez, te dejan fuera el pilotín que es un paracaídas pequeño, algo así como las rueditas al lado de la rueda de atrás en la bicicleta de aprender. Porque te puede dar una sobrecarga sensorial. Porque pasan tantas cosas al mismo tiempo que a lo mejor te olvidas de abrir el paracaídas.
Pues así es el té de Ala Moomin Cohetes. Cohetes con felicidad, Ana Moomin. Reverencia. Gracias.
Y esto ya es una medusa, aureola vibrando. Coral. Coral gamelán. La carta en la manga:
Coral/Gamelán.

I will have spent my life trying to understand the function of remembering, 
which is not the opposite of forgetting, but rather its lining. 
We do not remember. We rewrite memory much as history is rewritten. 
How can one remember thirst? 


Y luego encima hubo música crema, oh sí y recordé (etimología: volver a pasar por el corazón) de Janet Cardiff y George Bures Miller, que construyeron toda la memoria de un fragmento de bosque, con 35 altavoces. Y luego logró superponer pasado y presente en un mismo sandwich entre tus manos.

(Otras colaboraciones: Marina Abramovich caminando enteramente la Gran Muralla China para encontrarse con su amante y separarse para siempre; Sophie Calle manejando hasta Las Vegas para filmar No Sex Last Night con la margarita deshojada. Me gustaría ver una colaboración que hablara de encuentro, de puente.)




Hay ciertos movimientos de danza que se van descubriendo en la medida que nos movemos con el tiempo amorosamente anidado entre las manos, como la primavera en el té. Fragmentos de gestos, de los que siento un pudor como la nieve. Quién puede, finalmente, hablar de lo que palpita.
Cuando tienes la inmensa fortuna de que se alce en vuelo el pájaro de fuego, qué importa cómo ha de terminar la historia: vuela.



He contrasted African time to European time, and also to Asian time. 
He said that in the 19th century mankind had come to terms with space, 
and that the great question of the 20th was the coexistence of different concepts of time.

By the way, did you know that there are emus in the Île de France? 


Cada vez se entiende menos, dirás.
Te diré: no siempre hace falta comprenderlo para que funcione.
Si pudieras ir a cualquier lugar del mundo, ¿adónde irías primero?

Primero a Japón, por lo del señor que hace un sushi que es exactamente como en el cuento de Victor, mi mago personal:
Había una vez un estudiante, un devoto, un peregrino que subía una montaña altísima en busca de la iluminación, para rogar al sabio ermitaño que vivía en su cima que lo iluminara, que estaría dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de iluminarse. Luego de una larga y dificultosa ascensión finalmente llega al Maestro, el cual no lo deja ni terminar de preguntar por las instrucciones para la iluminación: suavemente, con mucha cortesía, le indica una silla, y el peregrino se sienta un poco atolondrado, pues ha caminado mucho y al principio está simplemente agradecido de haber llegado y poder sentarse, sin darse cuenta cabal de que acaba de llegar a una silla perfecta, que lo acoge sosteniendo cada punto de su cuerpo con la elasticidad perfecta para que está justamente suspendido entre el suelo y el cielo, y sólo entonces, milagrosamente descansado, se fija en la taza absolutamente perfecta delante de sí: la perfecta cavidad para acoger el líquido perfecto que ya brota de la tetera, describiendo un arco líquido perfecto, exactamente hasta el centro de la taza; y se deja raptar por el sonido que hace esta agua purísima del manantial que conservaba anidadas entre sus partículas subatómicas la combinación exacta de memorias akáshikas requeridas para iluminarse, aunque por encimita se viera como agua común y corriente (pero fijándose bien se le distinguía un brillo raro).
Además, las hojas del té que en esa agua se expanden como medusas florecidas en aureolas, son los más tiernos brotes del té abonado con excremento de panda, que según dicen es el que posee mejores propiedades minerales, debido al pobre sistema digestivo de los pandas, no me invento nada, un buen hombre chino ha decido hacerse con la fama de esta manera.
Y total, que entonces el peregrino bebe un sorbo del té, mirando por la ventana hacia un paisaje perfecto (pon en el marco tu paisaje favorita), y ya está.
Alcanzada la iluminación.
¿Te das cuenta? Y entonces, el té de Ala Moomin, Cohetes para ella. Ah, y reverencia.

Pronto tocará contar el cuento de Vassilissa. Tiene que ver, por aquello de los tres caballeros (tricolor Blancanieves): No siempre ha de entenderse todo, para que funcione. Como con el ejercicio espiritual.


Later he told me he had eaten at the restaurant in Nishi-nippori where Mr. Yamada practices the difficult art of 'action cooking.' He said that by watching carefully Mr. Yamada's gestures and his way of mixing the ingredients one could meditate usefully on certain fundamental concepts common to painting, philosophy, and karate. He claimed that Mr. Yamada possessed in his humble way the essence of style, and consequently that it was up to him to use his invisible brush to write upon this first day in Tokyo the words 'the end.'


Después pasa lo siguiente (más crema): veo pasar a uno de los fantasmas.
En el bunker ha sido atestiguada la presencia de varios: está Florentino, que se deslizaba rozando el sofá, y está el varón alto y fornido, de pelo oscuro, que se desplaza entre su habitación y la puerta de entrada, describiendo un recorrido triste y trillado en apariencia horadado por agujeros o glitches en la proyección de Morel. Quién sabe por qué se repite, qué fuerzas de amor o desamor lo encadenaron a limitarse en un itinerario. Que a lo mejor no es triste para nada. A lo mejor simplemente todo está pasando ahora, y ese recorrido impregna esa porción de espacio, como si sobre el redondo planeta que gira, el tiempo se deslizara, repitiéndose; como si ciertos viajeros pudieran simplemente moverse más rápido para impregnar con su presente perpetuo tantos lugares como les fuera posible: Tokio, Istambul, Finlandia (donde los Moomin), Baja California y Guatemala.
Qué sopladera, Céfiro, en caracola o en armónica de Snufkin, bienvenido seas.



Pero el espíritu que vi hace rato era otro, ni gato ni varón ni se movía mucho, simplemente estaba allí, frente a mí. Puesto que todo está pasando ahora, sigue allí metido en su teatrino de Morel, y yo mirándola (pues era mujer), y no recordando en qué momento y situación ya había estado aquí, desde este ángulo sentada, para entreverla otra vez en contexto.

Por último ya cuando no quedaba nada más por hacer, pintamos el techo de azul y acabamos con por lo menos una oscuridad.


She liked the fragility of those moments suspended in time. 
Those memories whose only function had been to leave behind nothing but memories. 
She wrote: I've been round the world several times and now only banality still interests me. 
On this trip I've tracked it with the relentlessness of a bounty hunter. 
At dawn we'll be in Tokyo. 


(Chris Marker, Sans Soleil)


Entonces amanece.



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