Para ir a la carta
Si esto fuera una novela de ciencia ficción, como quería mi editor, el dragón angelical, alguien lograría correr la ola, y finalmente la bailaría con gracia infinita, a pesar de todos los obstáculos. Si esto fuera una novela de ciencia ficción, el tema sería el tiempo de naturaleza tS3, y la posibilidad de desplazarse por los eventos en forma no lineal, con el debido entrenamiento. Habría que seguir la intriga metiéndose por madrigueras de conejo, armar cada historia con las piezas disponibles. Habría personajes, a los que les pasan cosas.
Si esto fuera una novela de ciencia ficción, y no tuviera la medida de mi deseo, que a veces se come y a veces no, y a veces tengo la impresión de que me leen, y otras me siento en el desierto a contar los granos de arena, entonces la protagonista se llamaría Blanca, por supuesto.
Una espiral es un círculo (tiempo en femenino) con una dirección y un sentido (tiempo en masculino).
El #diaMilhoja de ayer entramos por una madriguera de conejo, con la visión tS3 encendida nos montamos en una órbita sincrónica de hace cuatro años y todo está pasando ahora.
En el suelo dos enormes reptiles, fuerzas antagónicas, una azul, la otra roja, se enfrentan. Justo en medio, parece surgir una posibilidad de beso. Los dejamos suspendidos en medio del proceso, esperando que al volver les hayan crecido plumas, para que sean de nuevo arqueopterix maya. Y entramos al Castillo.
En el Castillo se presentan, una tras otra, las tentaciones del desierto. Tienen maña, las tentaciones. Saben regresar con diferentes vestidos, pobre San Antonio (acuérdate de las triquiñuelas del gran padrote Zeus, magno céfiro sexual). Salimos ilesas, quién lo diría (porque es una espiral, claro). Con materia prima para la próxima meditación, y el color de la semana.
La peluca se cuida así,
me explica la bruja sin pestañas postizas, y me llevo dos. (Yo te hacía las fiestas de disfraces: que si de tropical caribeña. Te hice la de animales. La de las naciones. La del censo. Yo hice tantas fiestas de disfraces. Y lo que me impresionaba era el poder de convocatoria. Todo el mundo le echaba bolas a los disfraces. A David lo quisieron disfrazar de torero y él aceptó lo
del trajecito, pero las zapatillas, primero muerto, chilló y chilló y pataleó
hasta que se fue con sus zapatos).
En el Castillo se presentan, una tras otra, las tentaciones del desierto. Tienen maña, las tentaciones. Saben regresar con diferentes vestidos, pobre San Antonio (acuérdate de las triquiñuelas del gran padrote Zeus, magno céfiro sexual). Salimos ilesas, quién lo diría (porque es una espiral, claro). Con materia prima para la próxima meditación, y el color de la semana.
Buscando un rompecabezas (5.000 piezas de pingüinos y témpanos, una orgía de blancos y grises) pasamos por la piñatería con el Venado. Compro guantes de goma para lavar platos con plumas, collares de flores y otra peluca. Estrella sale de pelo liso con mechas, con una diadema de princesa. Las pelucas se comunican entre sí telepáticamente por medio de una compleja red neuronal filiforme. En Egipto era un privilegio real. Los químicos comprobaron que en los museos también existen combinadas con lana de oveja negra. Por otra parte, están la alopecia, las prótesis capilares permanentes y la depilación integral.
En el paseo, Gandhi solito pintando cada día sus bestias de colores, encerrado en su silencio prehistórico.
Carlos Reciclaje cuenta por él su historia, si quieres escucharla, y vende naves espaciales los sábados y domingos. Te espera el fin de semana que viene, ve y pregúntale, ¿no querías una Nave?
Pon cuidado, si tienes suerte te acompañará en el paseo un bufón con un pito, anunciando desde lejos que no hace falta tanta seriedad, ¿cómo fue que no compramos esas trompetas del apocalipsis?
Yo nunca más salgo sin peluca. Ya me puedo rapar la cabeza. Yo a la cena de Navidad con la peluca puesta. Mejor dicho me lleva ella. Pero en serio. OK. Yo soy la cucaracha convirtiéndose en Gregorio Samsa, pobre de mí, perdiendo el brillante caparazón para tornarme hombrecillo gris e irrelevante, sin peluca, justo antes de pasar por el Maní a ver qué onda, y vaya qué onda, como para empujarnos hasta el placer de maría: posesión, posesión.
Gracias a Sandy... |
Las pelucas son como la madriguera del conejo: al llevarlas puestas pasamos a través de ellas, y ¿quién puede atravesar la madriguera el conejo y no salir transformada?
Isyehim HewanJi
. Puesto que el tiempo lineal 3D está colapsando en un solo punto del tiempo presente, el margen de tiempo está colapsando también. Tenemos menos oportunidades para practicar ser conscientes de nuestros hábitos mentales y emocionales antes de que lo que pensemos sea lo que recibamos. Esto es algo muy importante.
Afortunadamente, algunas herramientas energéticas sencillas pueden ayudarte a manejar tus pensamientos y emociones a cada momento para que puedas estar preparado para una oportunidad sin precedentes y desafío de vivir y crear en tiempo presente en las dimensiones superiores.
Permitir que el Cambio despeje tus pensamientos y sentimientos inconscientes
En términos sencillos, el Cambio está utilizando una onda de frecuencias de luz para eliminar lo que no somos, y otra onda para recordarnos quiénes somos. El Cambio sabe dónde hemos almacenado hábitos inconscientes y no deseados de pensamiento y emoción reaccionaria, y la luz está limpiando todo esto de nuestra vibración.
Palabra cierta. Anoche, mientras escribía sobre Vassilissa, la Novia Manca decidió que ya estaba cansada de estar tanto rato erguida floreando, y se sentó. Con esa gracia y levedad que tiene ella. |
Yo digo que vayamos y filmemos un minuto cada uno, en El Boulevard de Sabana Grande, de aquí al fin del mundo, y luego recolectemos los minutos y hagamos un documental colectivo.
Que herrrrmooso este vestidooo!!!!
ResponderEliminarFelicitaciooones! :D
Definitivamente: talento MULTITASKING!
Te quiero mucho!
Gracias por compartir ;)
Hermoso por dentro y por fuera!
EliminarGracias...
Gracias por estar tan cerquita y compartir.