La carta |
Del agua al agua he de volver. Llueve, llueve, llueve sobre el mundo.
Cuando llueve suavemente, garúa, papel de arroz sobre el paisaje.
Cuando toca aguacero, el estruendo anula el mundo entero y lo que pienso.
De todas maneras, cómo saber qué nos traerán #losultimos100días:
agua, agua, agua viva, agua mala, lágrimas de mar.
AGUA PASA
Lo siento primero en la cocina
donde recojo la mesa
Aparecen puntos oscuros
sobre las tejas de al lado se dilatan
El rumor se aproxima y crece
mi corazón retumba con el mundo
Las gotas se multiplican
hacen vibrar el alero de cinc
dejan lustrosas las hojas alargadas
sobre los vidrios desenfocan el paisaje
liman los contornos de los elementos
De la tierra se levanta un vaho agradecido
el rugido se acerca se me instala dentro
las aves chillan excitadas
Cambia el ritmo
la nube se descarga
se aplaca avanza calla
el bramido acuático me deja
y luego nada
Antes de guardar la ropa tendida
ha pasado el chubasco
Hay una Yemayá que rige las profundidades del mar y es terrible.
Pero invocamos a la que ayuda a navegar las tormentas, a la Madre Agua.
Como en el caso de Blancanieves, se trata de la misma madre.
Agua: todo está en Escorpio. Todo está entrando en las aguas subterráneas.
De la superficie a las profundidades, y viceversa.
En la superficie reina Yemayá, donde la vida se concentra y abunda el plancton.
Junto a Olokin, profundidad del océano y el inconsciente, se equilibra.
Moverse entre la superficie y las profundidades.
Empiezo una nueva onda encantada, un nuevo viaje: madura el tiempo y prepara la tierra fértil: aprovecha la lluvia para plantar la semilla. Revisa cuál semilla, cargada de deseo, salta en tu bolsillo clamando riesgo y esperanza; no: certezas, allí donde no hay sino incertidumbre y lluvia. Creer en la intención de la flor en plenitud, sin compromiso. Saltar al vacío desde la estratósfera, romper la barrera del sonido y otros miedos.
Ya es hora de aprovechar tanta agua. Alimentar la semilla con el ejercicio (espiritual y material) cotidiano.
Paga el teléfono, y medita.
Así que la conclusión es irrefutable. Las ondas se cruzan y se entrelazan en redes luminosas, patrones de interferencia: esto que estoy escribiendo, mi ejercicio espiritual de #losultimos100dias, ¿cómo se comporta? ¿Como partícula, o como ondas?
TREGUA
I
Nuevamente
el crepitar inagotable
redonda gravidez humilde
hasta rendir lo que resiste
La hoja oscila leve
cuando es abandonada
II
Regreso por calles aceitosas
en un mundo vacío y renovado
sobre cada poste de luz un zamuro
extiende sus alas confiado
la bruma gris borra uno a uno
los árboles
Inesperadas
desnudas negras
las ramas del araguaney
con sus primeras flores
lograron hacerme sonreír
sólo un instante
amarillo
(del libro: Sin hacer ruido)
No hay comentarios:
Publicar un comentario