DRAMA EN CNOSSOS

Meditación TextoTextilTerapéutica para aprovechar al máximo el recorrido por el laberinto.
Esta meditación activa las circunvalaciones del hemisferio derecho, al recorrer con los pies un laberinto espejo.
Ariadna sigue presente en esta meditación, porque el laberinto sigue presente. Si no has hecho la meditación anterior, A la hora de la brisa de la tarde, sugiero que vuelvas sobre tus pasos para que recojas la sabiduría del centauro femenino.

Este traje TextoTextilTerapéutico nos lleva a reflexionar sobre el poder de elegir, en cada una de las encrucijadas del laberinto; y al mismo tiempo, al tratarse de una meditación activa, pone en movimiento al cuerpo para que esa información se fije por vía muscular.

En el centro del laberinto estaba el toro, la bestia. El animal que nos domina, decían, y se inventaron las corridas; el que nos guía, aventuro, lo salvaje que me llama. La enredadera. El instinto: la pulsión de vida y pulsión de muerte mordiéndose la cola, Eros y Tánatos bailando el tango.
Cómo hacerlos coexistir, bien convivir.

Ariadna puede escoger entre el mitema de la ninfa ahorcada, o los esponsales con el dios Dionisio (sin olvidar, empero, que este mito lo heredamos del patriarcado, donde ya había sido reformulado). Ariadna, señora del laberinto cretense, baila con el sobrio abandono de la Dama de las Palomas, las sierpes enroscadas en sus muñecas. Al ahorcarse en un árbol, Ariadna actúa el Arcano XII, el Colgado: Odin colgado durante nueve días y nueve noches cabeza abajo, para alcanzar la iluminación. No puede hacerlo sino en el fresno sagrado Yggdrasil, puente entre el Cielo y la Tierra, eje del universo, axis mundi. Entre sus raíces duerme enrollada nueve veces la serpiente que despertará y ascenderá en espiral por la columna, hasta morder la manzana del conocimiento del bien y del mal. Entonces despertarás, Blancanieves.


Para esta meditación, escoge un lugar tranquilo y sin obstáculos, para que puedas desplazarte de forma confiada. Descálzate, pues se convertirá mientras meditas, en un lugar sagrado: el mensaje de la tierra llegará a ti a través de las plantas de tus pies.

 Foto: Maurizio Donelli. Modelo: Sonia Agosto. 
Traje TextilTerapéutico: Elisabetta Balasso

De pie, con los ojos cerrados, yergo mi columna en árbol del Jardín, uniendo la tierra al cielo. 
Siento la savia que corriendo por mis arterias y venas en sentido vertical, extendiéndose en raíces hacia abajo y ramas hacia arriba. 
Me concentro en mi respiración: el hilo de Ariadna que me permitirá encontrar mi camino en cualquier laberinto. 
Mis pies sienten el suelo, la temperatura del suelo, la textura del suelo, y el laberinto imaginario que está dibujado sobre el suelo. No hace falta imaginar la forma detallada de un laberinto, sino dejar que al caminar (todavía con los ojos cerrados), mis pies exploren caminos que se separan una y otra vez en encrucijadas, y cada vez decidan mis pies girar hacia un lado o hacia el otro. 
Estoy en el Jardín de los senderos que se bifurcan, sin poder ver el Jardín, ni el dibujo del laberinto; pero mis pies son sabios.

Extiende este ejercicio hasta que notes que tus pies han adquirido una nueva destreza.

La delicada operación que realiza Ariadna en el tablero de las fuerzas que agitan al mundo consiste en resolver el dilema del laberinto. Para ello, viste la falda de la Novia Sombría, constelada de flores de enredadera: adquiere su poder, producto del mortero, y de mucha experiencia bien machacada y molida en los molinos del criterio.
Estamos listas para recorrer el camino de Virgen a Novia Manca.