jueves, 11 de octubre de 2012

2. Zapatos de fierro











El río divide la ciudad, también. Pasar al otro lado del río puede ser una hazaña imposible de cumplir. Motorizados arrollados, autobuseros protestando por la delincuencia, gandolas coleadas, algún asesinato sin determinar, choques simples. Filas interminables de vehículos que no se mueven, los conductores frenéticamente interrogando las redes sociales, lanzando maldiciones, mientras son atracados por otros motorizados que se deslizan en la marea de metal y motores recalentados. Con suerte, los trabajadores logran llegar completos de bienes a sus escritorios a la hora del almuerzo. No hay policía ni ley. Sólo falta que empiece a llover. No veo la hora de volver al bunker, faltarán varias horas.

Los colibríes en peligro de extinción, por proyecto de basural masivo. Una niña activista por la paz es tiroteada por extremistas. En general, parece que en #losultimos100dias tendremos poco tiempo de descanso. Y sin embargo, siembra ese árbol.





Monserrat también es un monte análogo en toda regla, por supuesto. Sólo se le puede llegar por peregrinación, y cuando nos abre las puertas. El viaje de aproximación se vive como una preparación en varias etapas.

La montaña se yergue con energía extrañamente marina. Don veces por día cantan los angelitos virolai o salve, los peregrinos dejan el cansancio de la expectativa y ofrendas, pequeños votos de devoción, penitencia o promesa. Una novia agradecida llevó hasta allí su traje.
Al caer la tarde, late su esplendor la luz más dulce.


Montserrat, Monte Análogo

Cuéntame a quién encuentras en el camino que lleva a Eleusis, cuáles son tus compañeros de viaje. Dime si prefieres caminar a Santiago, ir de romería, recorrer los caminos del inca o la ruta en Japón; o si lo que haces es cocrear cantando, al nombrar el paisaje australiano que soñó primero una araña. Cuál es tu ruta cotidiana, por donde va tu peregrinar. 

El paso por el mundo subterráneo es diferente, según salga de su casa el Héroe o la Doncella. Noventa y seis cartas para hablar del viaje de ella, de sus vías, de un mapa cambiante como el Jardín de los senderos. La Novia Sombría nos recibe con una llave en la mano. 

Recuerdo las ilustraciones de un cuento infantil: un hombre llega fatigado a un pueblo, cubierto del polvo de un largo camino, calzando unas botas con agujeros por donde asoman sus dedos. Al que le ofrece posada cuenta sus historias de un interminable y maravilloso viaje a pie. Por la mañana, antes que el hombre se levante para continuar andando, el anfitrión no resiste la tentación de probarse las misteriosas botas, y un deseo irrefrenable de caminar lo arrastra ya al camino, con vértigo y euforia. En la puerta de su casa lo saluda el viejo caminante con una bendición, por haberle por fin regalado la pausa. 



Arvo Pärt. Padre nuestro


Oh Novia, que has elegido como Perséfone por tu propio pie, abre los ojos y mira, recibe la llave que te entrega la Sombría.



El límite cuántico de la realidad
And what is time?


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