Si ya ensartaron las cuentas para lucir el collar que los represente con veracidad, es hora de lucirlo para atravesar los hielos. (Prepárense paseando por la máquina del tiempo, hace 5 años)
"...Yo me senté al telar para esperarte
rodeada de cajas y restos de mudanza
a medio témpano flotante desolada
sin saber qué instantánea salvar del cataclismo
qué talismán del álbum de emergencia
era el momento de afeitar las barbas
llorar los perros seguir andando"
Elisabetta Balasso.
Eva: En lo referente al bergantín de la expedición transantártica, se traduce como "resistencia".
Resistir y llevar a cabo el viaje, sea cual sea el resultado, los objetivos o las expectativas. No rendirse y confiar en el engranaje, a ver donde nos llevan los días de bonanza y los días de inclemencias. Sin perder la esperanza. Viento en popa a toda vela!
Claudia: El Endurance se instaló en mí y mi inconsciente resolvió el enigma que tenía con esta carta.
Soñé que tenía un pequeño zarcillo en mi mano, que no tenía par, un recuerdo del pasado, un recuerdo, una joya, se la quería mostrar a una amiga y me dio por revisar un pequeño cofre con otras prendas diminutas y valiosas para mí, recuerdo de los 15 años, y luego me distraje y lo dejé todo a la intemperie en la calle a las afueras de mi casa, pensé ya vengo es solo un momento, pero tardé más de lo esperado y todo estaba limpio y ordenado en mi calle había perdido todo. Entonces la sensación de pérdida, el reproche por mi descuido de no haber concluido lo que tenía que hacer, el haberlo dejado ahí, si lo saqué por qué no continué hasta el final, lo debía guardar. Rabia y dolor, deseo de volver atrás e impotencia.
El viaje del Endurance y su travesía habla de la constancia y perseverancia. Propósitos firmes contra viento y marea. Y yo puedo perecer descuidando mis tesoros.
Cristina: Es increíble como permanecen en nosotros esos pequeños tesoros. Tuve una vez una ranita de zarcillo... Era increíblemente diminuta y real. Es para mí un símbolo muy fuerte de feminidad y fertilidad pues representa a los coquí, boricuas como mi madre. Una ranita la regalé a un amor imposible. Perder la otra ranita fue super doloroso. Pero en realidad sigue dentro de mí. En mi recuerdo, en mi sistema de símbolos. Esa ranita sigue viva cantando por las noches. Endurance.
Alejandra: Simbólicamente las joyas representan los tesoros espirituales, las cualidades internas, como voluntad, compasión, positivismo, sabiduría, etc. De eso va el mensaje cuando soñamos con ellas.
Hilse: Endurance Zarpa tu barca alma adentro.
Hilse: Endurance Zarpa tu barca alma adentro.
Vamos a mitad de travesía del ciclo Artemisal/Lastimaré, por lo que es hora de dibujar ya el borrador de nuestro propósito para esta vuelta. Un propósito personal y otro propósito colectivo. La concentración de la intención + disciplina enfocada, puede producir grandes movimientos. Podemos producir el combustible para un gran salto.
Lo Artemisal se desplaza hacia Nieves en Chipre a lo largo de 12 pasos. Estamos hoy en el arco superior. Inicia el descenso. A menos que estemos en la contraonda, y hayamos descendido por 6 pasos y a partir de mañana comencemos a remontar. De cualquier manera, que nos acompañe el espíritu decidido, imbatible y civilizado de Shackleton, quien dijo en una ocasión que sintió siempre, a lo largo de toda su travesía por el casquete polar, estar acompañado.
Lo Artemisal se desplaza hacia Nieves en Chipre a lo largo de 12 pasos. Estamos hoy en el arco superior. Inicia el descenso. A menos que estemos en la contraonda, y hayamos descendido por 6 pasos y a partir de mañana comencemos a remontar. De cualquier manera, que nos acompañe el espíritu decidido, imbatible y civilizado de Shackleton, quien dijo en una ocasión que sintió siempre, a lo largo de toda su travesía por el casquete polar, estar acompañado.
ANUNCIO PARA ESTOS TIEMPOS:
Se solicitan mujeres para un viaje incierto y peligroso, poca paga,
frío excesivo, largos meses de total oscuridad, peligro constante,
dudoso retorno a salvo; honores y reconocimientos
en caso de éxito.
Se solicitan mujeres para un viaje incierto y peligroso, poca paga,
frío excesivo, largos meses de total oscuridad, peligro constante,
dudoso retorno a salvo; honores y reconocimientos
en caso de éxito.
Ella (nombre de su
avatar) salta feliz por el sotobosque, en forma de centáuride. Es una venada y
es una joven con un peplo verde. Es una cosa y la otra, animal y humana, real y
virtual, de la misma manera que se puede ser uno y lo otro, contemporáneamente.
Por los belfos resopla un bufido húmedo y tibio sobre la piel de durazno entre
los bigotes. No sabía que los venados también tienen bigotes, fíjate. Siente sus
propios belfos, la suavidad tibia, la humedad en el morro, la mirada líquida
bajo las pestañas muy negras, fuertes y rectas hacia abajo. Lleva una corona,
disfruta del soplo húmedo, oloroso a selva. La luz cae entre las ramas más
altas de los árboles, juega a despertar un tronco tras otro. Ebria de ese olor
a vida oscura, a bestias minúsculas que habitan la tierra negra, a descomposición
fértil, bordea la quebrada. El agua salta sobre las piedras, se empoza apenas
lo suficiente para que por su superficie se deslicen varios insectos
patinadores, las puntas de las patas suspendidas sobre la tensión que hace del
liquido un espejo fluido, capaz de curvarse (realmente los detalles son
magníficos, asombrosos y admirables… ¿cuántas horas se habrían tardado en el rendering
si no hubiera existido la aplicación de realidad virtual?). Podría ser venada
siempre, siente el gozo intenso de su libertad. Un ruido insiste, se
transforma en golpes a su puerta, finalmente le quitan el bosque de la cabeza
al sacarle el casco RV.
--Me imaginé que estabas perdida en tu submundo.
Ella (según su nombre real) no contesta, pero piensa: Es Underworld,
maldita maníaca. Un-der-world (encuentra ofensivo que cada vez la casera usa la
denominación denigrante de “submundo”. ¿Submundo qué, vieja loca? Submundo tu
casa, con las goteras, con los rosetones de líquenes y mohos que reptan carcomiendo
el friso, con los baños que no funcionan, las cortinas con nidos de polillas, la
tropa de gatos que se mean en la cocina, las tapicerías de damasco raídas y
arañadas; pero quién va a poder pagar otra habitación en otro lado, y además en
realidad ella es buena gente, inofensiva… sólo que a Ella le causa irritación
que la saquen bruscamente de su mundo).
--Diga? (bizqueando porque la maldita maníaca además prendió
la luz, a pesar de que le gasta sus bombillos, tan difíciles de encontrar, y
tan caros). Qué se le ofrece?
--Llamó Fulana, que llegaron pañales a FarmaTodo por tu
número de cédula. Te pide que si puedes hacer la cola por ella, que ella se
pone en la de la leche en el abasto. Que se reparten las raciones, ya tiene
comprador seguro.
Ella mira el reloj: 3:41 am suman ocho, así que es un go. Si
quiere tomar un buen puesto más le vale moverse. A esta hora el mototaxi le
cobrará tarifa doble, revisa la batería de su celular para hacerle la
transferencia PagoFlash. Ojalá no le toque un fetichista loco que quiera
billetes, parece que los hay. Se masajea el cuello tenso, ¿cuántas horas lleva jugando?
Sostiene el casco, sopesándolo.
Podría quedarse otro ratico, ensayar el escenario nevado,
pasear entre los témpanos azules que cantan con un hondo ulular su pena y
soledad… no, en verdad no puede. La verdad es que si se vuelve a poner el
casco, mínimo le pueden dar las once de la mañana sin sentir hambre ni sed. Suelta
el casco con delicadeza, como si fuera su bien más preciado. De hecho, lo es. Es
de hecho, su única posesión que está limpia y pulida en su habitación, brilla
con una luz interior, con la seguridad de albergar universos enteros en su
concavidad. De hecho, podríamos decir que en todo el piso, es el objeto más
limpio que allí hace vida. Excepto que por supuesto, los objetos no viven.
Mira por la ventana. Es noche cerrada, por supuesto, y ya la
nieve se ha acumulado sobre las calles.
Se vienen con el viento de la noche en las ramas recuerdos de objetos dejados atrás en la travesía, se vienen imágenes precisas de objetos brillantes, zapatos más cómodos, vestidos más coloridos, telas recolectadas en Perú, india, nepal, Barcelona y choroni, todas con historias de viajes y de encuentros.
ResponderEliminarSolía llorar esas cosas, las daba por perdidas hasta que anoche leí de una tejedora que sus zarcillos de rana viven en su memoria, entonces todas mis cosas tomaron vida y empezaron a bailar frente al fuego que me calentaba anoche, todas las danzas se hicieron una sola en mi memoria y todos pudimos tener un mismo pensamiento de serenidad, de movimiento fijo como el del fuego, Otto tenía razón, ese era el mejor deseo que podía hacerse.