viernes, 28 de septiembre de 2012

2. Perséfone por su propio pie

Para ir a la carta correspondiente


La excitación en la Red se hace sentir. Los aparatos electrónicos y los teléfonos están particularmente sensibles y hacen lo que les da la gana; se multiplican los sueños y las sensaciones de confusión en el registro del tiempo difuso, los déjà vu, los sueños premonitorios, las reincidencias de las órbitas sincrónicas. Tantas señales y por tantos canales diferentes apuntan a un cambio de percepción. Esto es cada vez es más evidente en el campo temporal. Estamos acercándonos a superar, por fin, el dominio de la linearidad, y trascender el tiempo sucesivo karmático causa->efecto asociado al patriarcado. Como raza, tenemos el poder de alterar el tiempo... Es necesario que comencemos a tomar conciencia de para qué, y en qué dirección. Al alcanzarse la masa crítica de personas conscientes de la posibilidad de leer el tiempo en otro orden, se reorientarán naturalmente muchas de nuestras creencias sobre las bases estructurales del mundo. El tiempo está enrollándose hacia el centro de la espiral, nos acercamos al núcleo de la cebolla, donde los opuestos pueden convivir en armonía. Descendemos al mundo subterráneo, y en sus cavernas de sueños olvidados, hay tanto que encontrar. No dejes de comerte las nueve pepitas de granada, aunque luego te duela la barriga.


La Bailarina Roja me informa que ella también ha estado percibiendo las alteraciones sutiles en la atmósfera: dolor en el pecho y en el abdomen, una angustia que no se sabe identificar. Veo a mi alrededor a mucha gente desesperada por acceder a alguna herramienta que calme su sensación de ansiedad, y ahora es cuando hay recursos a la mano, también ávidos por ganar adeptos. Cada uno busca y escoge a quien quiere seguir: es algo personal, seguimos a quien nos sirve. El asunto está en saber cuáles son los criterios que mejor nos sirven, como individuos y como colectivo: a veces es necesario sentarse en medio de la ansiedad, respirar profundo, atravesar esa tormenta respirándola, calmar las aguas con la vibración estructural de nuestra voz propia.


Fondo musical de hoy, cortesía de Surpik
Concierto megelo de Hang 


Entonces, este es el ejercicio: hacer de cada día un reto y una iniciación. 
Aquí está el curso cúspide, The Ultimate Course, la tesis pues. Tú pones las reglas. Y te comprometes a atenerte, a ellas y a sus consecuencias. No te desvías ni un milímetro. Esto puede hacerse en una ruina de autobús en medio de la nada (que es una acción de héroe, de asceta…); o podría hacerse a una escala más discreta, aceptando por la vía de la humildad y la devoción. Y tiene la ventaja adicional del ejercicio de la modestia. Como le decía a mi vecina Penélope esta mañana. ¿O fue hace unos días? 

El blog sobre los últimos 100 días sigue varias líneas paralelas de lectura. Es un reto y un ejercicio espiritual, por una parte: tomar conciencia de la importancia de vivir cada día en el entendido de que podría en efecto ser el último. También es una crónica de lo que oigo y siento, de la información que me llega.
Escoge el plazo que prefieras, yo ya escogí el mío. Aquí tienes el taller, el ashram, la ermita, el bunker. El curso on-line. Engánchate, es gratis.

Oh, no! No te enganches, es como una droga, te lavan el cerebro! La Secta Textil! La Red! Atrás, atrás, vade retro!






2 comentarios:

  1. Es muy cierto todo esto, la sensación en el pecho algunas veces llega a ser abrumante, un no se que tengo, Ferenc que aun no comienza clases me dice que te pasa mamá que te mueves tanto, cuando tiendo a ser lenta, más bien muy lenta, tengo dos noche soñando que han muerto y veo sus cuerpos inertes, secos, sin vida y me despierto con una sensación de que hago aquí en este mundo tan disparatado y leo el blog que anhelo cada día descubrir pistas, detalles y siento que tengo que vaciar la maleta cada vez más, me consuelo con Cuídame de Pedro Guerra http://www.youtube.com/watch?v=VomD9m6tbLA y con la sensación de hoy que haría si fuera mi último día...

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    1. Respira, hermana, respira. Nuestra mejor brújula es el caracolito que se encuentra en el fondo desde el que llega nuestro aliento.
      Respira mientras dibujas estrellas de seis y ocho puntas, y pronuncia sobre sus pétalos tus bendiciones.
      Respira y aguanta con suavidad la luna y su fuego.

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