viernes, 21 de septiembre de 2012

8. Esperando el beso para salir del coma


Para leer el significado de la carta


El Escritor también está escribiendo un Manual. Léanlo, es arrechísimo. De hecho, es el complemento masculino para dilucidar el dilema de qué hacer #losultimos100dias. Es increíble, se avecina el evento más importante de toda una era, estamos viviendo nuestros últimos cien días sobre la Tierra, y todo el mundo actúa como si nada. Están dormidos, se han hilado un capullo de seda en forma de enredadera y bosque, duermen el sueño de los cien días. Menos mal que se están activando suficientes viajeros para montarse en la Nave, y saldrán como vitrales volando. 

Por cierto, entérate de que ya existe y está en el aire el manual del día después, para que no te asustes cuando despiertes y empieces a ver estructuras geométricas luminosas alrededor de tu cuerpo, y nubes de luz rodeando todo lo que ves como una red multicolor que va de un ser a otro, mostrando con colores y formas la naturaleza de la relación entre ellos. Hay que estar preparados. Si no sabes qué hacer los últimos cien días, por lo menos sal del coma. 



Nuevo descubrimiento en Guatemala


La Diva tiene un Tintoretto panorámico customizado en su salón principal, donde solía recibir a los mandatarios y magnates del mundo entero. En vez de las góndolas, se deslizan entre las nubes unos majestuosos planeadores negros. Está sincronizado con una sinfónica eólica de potencia 8. Es una escenografía magnífica, perfecta para el resto de su decoración con objetos traídos de los cuatro rincones del planeta y del tiempo. Preciadas gemas de avestruz, símbolos del inicio del mundo entre buddas y ángeles settecentescos. 



La virgen Isis

Cephei Estar no quiere escuchar hablar de los últimos 100 días, porque se asusta. Hay buenas razones y sobradas, para asustarse; pero le he explicado que es más ventajoso cambiar de estrategia y construir narrativas del futuro que nos permitan montarnos en la nave para ver el nuevo mundo el día siguiente. Esto requiere cierto trabajo previo; así que, siguiendo el consejo de los astrólogos, el mes de agosto fue el tiempo elegido para la activación de las memorias moleculares adormecidas. 

El verano de la reactivación fue el más caluroso que podamos recordar. El bochorno nos tenía sofocados a todos: desde las once de la mañana hasta las cuatro de la tarde colapsábamos sin remedio y tengo la impresión de que en esos momentos nos reconfiguraban algo, casi lográbamos prolongar esa sensación de que te operan mientras duermes, de ser apenas una mariposita en una redEn la montaña, el egregor del monasterio me hipnotizó para operarme en sueñosUnos días más tarde me practicaron la operación intracraneal, despierta. Las manos de Luna Plateada entraron en mi cerebro, arrancaron de allí las alimañas, reajustaron las vías obstruidas, remendaron con puntadas seguras las costuras que se habían desalineado. El tejido se había restablecido. 

(Ayer, en cambio, el cansancio que nos aplastaba se debía a que estábamos desdobladas, y nuestros cuerpos etéricos batallaban en los tribunales akáshicos, para salvar vidas. Lo logramos.) 

El almuerzo fue solemne: cada bocado tenía un esplendor particular, resumía toda la experiencia de ese elemento, y me dejaba saborear su estructura geométrica. La armonía de esa figura hacía vibrar mi propia estructura molecular a frecuencias que desconocía. 



                               Achacamos el rapto al beso pero la durmiente
                               despierta por su propia labor entre retortas
                               y mecheros de Bunsen, doncella
                               psicoalquímica Blancanieves
                               manca tosiendo
                                                        expulsa el trozo de manzana.

(de: La Máquina de Hilar)




Una iluminación es un beso y un beso es una iniciación. 





Los Últimos 100 Días, musicalizados hoy por MC/DC-CCS: "Minutos finales"

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