sábado, 3 de noviembre de 2012

11. Los pescadores



Cómo me gustan los días en que no hay fin de mundo, y las noches de sapitos.
El día de hoy logré escaparme, pero la luna me toca a la puerta. Diferido, me dice, no superado. Todavía faltan #losultimos50dias. Y por lo que escucho, van a estar rudos.
Encendemos el fuego, pedimos protección.

Después de todo... Después de todo, en  para qué vamos a seguir las mismas viejas coreografías, qué lindo sería si. Pudiéramos jugar lo mas bonito posible, pero. 
Hoy las órbitas sincrónicas cayeron duro y varias veces, agridulces como la sopa china, trayendo el recuerdo de los tiempos en que el mundo estaba acabadito de hacer, y no a punto de acabarse. Olvidémoslo un rato, para no estresarnos: Feliz viernes, dicen, aunque sean nostálgicos los viernes y  Luna estará en Cáncer todavía un par de días y eso, eso pide a gritos Novia Oscura. 
Iremos a pedirle consejo a ella, maestra de llaves. 
El caso es que de pronto da miedo, aunque vayamos acompañados, de pronto hay cansancio o deseo, a veces hay dolor, rabia, tristeza. Con y sin razón. Tantas maneras de acabarse el mundo. 
Y en el día un poco gris, un poco así, tanta expectación en el aire. 





No bastaba con Luna, además tenía que ponerse viernes de Venus, ¿quién nos falta? Bienvenido.
Agua, agua, agua: es lo primero que rompe la semilla. Hola, ¿hay alguien allí? 90% sucede debajo, lejos de la orilla y la superficie, mientras damos grandes voces de un barquito al otro, con las cañas de pescar en las manos y la línea distraídamente en el agua. Punto, punto, punto, línea, línea, línea, punto, punto, punto: bordado.

Incluso hoy. Sobre todo hoy. Escucho los ocasionales ladridos de la ciudad, esperando el próximo paso de esta Luna. Qué día, cuánta intensidad, eléctrico el aire, ¿qué kin sería? Parecía casi pasivo, tranquilo incluso en la variedad, y fíjate lo que pasaba debajo de la superficie. Ya BlancaflordelValle me habló de la próxima activación, de trece fuegos reunidos, del espanto y lo sagrado. 
Va a resultar que estamos acercándonos al centro un vértice de intensidad, y todo sucede ahora. Las órbitas sincrónicas. El círculo vicioso, sólo que grandote. Y todo lo demás, y el fin del mundo encima.


Así que todo está bien: escapamos del fin del mundo hoy (otra vez), Mr. Remolacha le metió mano a la máquina de hilar, que ahora anda como una seda frequita, y hay una fiesta montada de 166 dibujando en armonía, cada uno en su espacio privado pero unidos en intención y disciplina. Gracias. 


A veces se me olvida que el ejercicio espiritual más importante es preguntarse:
Si estos fueran #losultimos50dias, ¿entonces, qué?
Como las capas de la cebolla, uno y lo otro.

No te apresures. Total, el fin del mundo no es cosa que suceda en un solo día: es un proceso lento, como la pomarola; y lleva rato pasando. Hay días en que parece que ya hubiese sucedido.


Anuncio entonces que como por arte de magia y birlibirloque, la presentación al público de las 96 cartas coincidirá con ese portal. La semana que viene, si el mundo no se acaba antes.


Hay noches en que podría ser la última persona sobre la tierra, después del fin del mundo.




[1] ANTÍFONA:      Único tripulante en femenino espacio
                               Jonás en líquido amniótico gaviota
                               inabarcable en la barca Tereshkova
                               arquilla memoria planetaria en oro
                               tus alelos custodios, resumiendo
                               Valentina, como en el Voyager la placa. 

(de: La Máquina de Hilar) 



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