lunes, 23 de octubre de 2017

1. Anfora alquimia megelar



Al mirar hacia ti
vi mi rostro en tus ojos
y no pude saber
si te amaba o me amaba
o si amándote te amaba
o si amándote me amaba

Luego, desaparecí


Primer paso en el ciclo Malinche por la Lengua. Mundos distantes, enlazados, memoria parental, megelas reunidas. 

Sólo con ella
Volveremos a encontrarnos
Como dos arroyos.

Eugéne Guillevic.

Dice una: Estás siempre cerca de mi y surge el llamado de la otra: Vamos a encontrarnos, Megela. Seamos agua. Seamos manantial, agua que mana entre las rocas. Sembremos pájaros en los muros del pozo. Que nuestro cuerpo de mujer se llene de savia. Dame tu mano, Megela, muéstrame tus hojas acorazonadas, yo también guardo unas para ti. Y vuelve la primera: enséñame a bailar, Megela, dame tu mano, y responde la otra: Sí, dancemos, bailemos juntas. 

Algo llama, un susurro como en sueños. Tal vez el gemelos perdido hable de eso que debe morir, que debe ser dejado atrás para impulsar la nueva vida, la evolución. Lo femenino cuenta con los mecanismos tanto para dar vida, como para cerrar los procesos de muerte. Podemos sanar, regenerar, vivir procesos cíclicos sin estancarnos. Somos capaces de fluir y liberarnos. 

Fue dicho en el 2012 Bailando la Ola Sincrónica: "Diseña tus sueños en esta semana, créetelos, te serán útiles..." 

Aprendemos a creernos los sueños: ojos cerrados - ojos abiertos.

Estábamos en un parque bellísimo donde predominaba el viento, las hojas de bellos árboles hacían fiesta arremolinándose con las largas cabelleras, jóvenes y niños se trepaban en grandes estructuras que semejaban aquellos acueductos romanos, desde donde se podía dominar con la vista toda la ciudad y una gran montaña respaldaba el sitio. ¡Mágico!

En el Ciclo de la Malinche, las megelas: dos espejos colocados en ángulo, unidos por el centro, que devuelven no una imagen plana, sino una semejante a la que perciben las personas que nos miran, donde se ven imperfecciones y detalles imperceptibles de nuestro cuerpo. El reconocimiento de la dualidad nos acerca más a nuestro verdadero ser.

Siéntate, dirá él.

Tenemos tiempo de sobra
para aprender a oírnos
soñar uno por el otro.



Eugéne Guillevic.

En un embarazo gemelar, a veces uno de ellos se reabsorbe, pero algo queda en la sangre, y algo queda en la memoria del hermano vivo, rondando en el árbol genealógico. La memoria subsiste y es necesario reconocerla, amarla, integrarla  con respeto.

Mis sueños también han despertado... agradecida con ustedes, Megelas. 





[Gracias a las Vassilissas Clau y Cris, que editaron el material del grupo de estudio de esta Vuelta, mientras yo estaba de viaje por Carúpano.]

1 comentario:

  1. espejo espejo, quiero tomar ese poder, esa sabiduríoa que ustedes tienen tan bonita, tan eterea pero tan efectiva, esa armonía que inspiran...

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