Fluvial
Todo ha cambiado,
Yo me pongo a mirar
cómo brotan los retoños
y no encuentro ruido en los pequeños astros verdes
que parecen altivos en la vegetación de la mañana.
Es el espíritu,
el doble femenino del río
que ha regresado.
El agua de la infancia hirviendo y sin remedio,
hundiendo átomos en la sutura de mi sangre
y de mi
corazón.
José Barroeta.
Un río de lágrimas y llanto.
Un río tormentoso y agitado, lleno de piedras y remolinos.
Por arriba no lo podremos pasar, por abajo no lo podremos pasar.
Ni modo! LO TENDREMOS QUE ATRAVESAR.
Y así llegamos a la segunda mitad del ciclo DRAMA EN CNOSSOS.
Porque estamos en el ciclo Drama en Cnossos, ¿se acuerdan? Que tiene que ver con el laberinto, la bestia, las expectativas, la necesidad de cambios de paradigmas, la alianza estratégica, e incluso las velas blancas y negras. Es decir, con Ariadna.
La verdad es que me provoca decirles que miren con atención la secuencia de este ciclo, porque hay varias cosas interesantes que notar; pero imagino que ya lo han hecho, así que volvamos a la de hoy.
El agua
Que no acaba nunca
De soñarse.
Eugene Guillevic.
Agüita fresca para ustedes, Vassilissas varias.
A ver quién nació para fluir... y contemplar el agua en su paso. Suave. Sintiendo la brisa. Absorta.
Les recuerdo que el agua es un ciclo en el cual volvemos a sumergirnos, beber, bañarnos y lavarnos con agua que contiene información de nuestros ancestros más lejanos, piensen en eso, imaginen toda la información contenida allí en movimiento continuo: nunca es la misma agua.
No se queden pegadas en las manos cortadas, por favor. Ya les di el ejercicio.
Las Lavanderas están en la orilla, lavando sus sábanas, prestas a ayudar.
(¿Hiciste el ejercicio de imaginación? Es poderoso)
El Agua es una fuerza trasmutadora, un mundo en si mismo como otros elementos. Su característica es fluir, si no lo hace se estanca y se descompone. Él agua vadea los obstáculos, es su vía. Se deja llevar, cae, llena espacios y rebosa.
Yo soy mi río, mi claro río que pasa
y me lleva sin tregua.
Sé que existe un navío
que cruza a mis espaldas;
palpo sus velas en mi sueño;
sigo la estela que deja en su camino,
pero no sé qué busca entre mi cauce
ni quien va a bordo/ni cuando llegaremos.
Eugenio Montejo.
Los ríos del costurero
Crees que ya pasaste por este río, pero te equivocas porque no es el mismo río.
Nunca es el mismo.
Cada vez es otro.
Por si te sientes tripulación del Endurance.
«¿Pero el tiempo
es esa flecha que avanza
o el río que serpentea?»
Patrick Boucheron
aqui estoy, aquí sigo
ResponderEliminarNadando quiero descubrir el placer del agua fresca rozando mi cuerpo, la fuerza de esa agua que me empujas o me pone resistencia, el placer de la resistencia y de la tensión, el placer en el centro de mi cuerpo, que sean las aguas de mi cuerpo las que me lleven, que pueda yo convertirme en río como Eugenio
ResponderEliminar